LOS DUENDES
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El carácter de los duendes es como el de un niño,
pero su sabiduría y conocimiento de las cosas es enorme, no hay que
subestimarlos, a veces por medio de su carácter nos enseñan cosas, otras veces
solo juegan y nos enseñan a divertirnos.
Ese carácter juguetón representa lo que nos hace
falta a nosotros los humanos, y ellos nos ayudan a recuperarlo.
No hay duendes malvados. Los duendes son eternamente
buenos: son luz terrestre enviada por un arcángel, que nos puede ayudar a que
no nos traicionen.
Viven en los árboles y es difícil encontrarlos en
medio de la ciudad. Para verlos hay que aprender a estar en la naturaleza, a
escucharla. Sentarse en la orilla de un arroyo, al pie de una montaña y vibrar
en la misma frecuencia.
No hay que ver para creer sino creer para ver.
Aprender a escuchar el lenguaje de los árboles, del viento, de las hojas. Ellos
te dan un mensaje, así es como que te hablan.
No hay distintos tipos de duendes. Los duendes
tienen distintas denominaciones según la cultura: en Noruega los llaman trolls,
en Irlanda leprechaun, en México aluxes.
Tienen habilidades tales como mimetizarse, hacerse
invisibles, pasar por el ojo de la cerradura, imitar los sonidos de los
animales y hacerse sentir, tocando a un ser humano con sus manos, produciéndole
un escalofrío.
Son traviesos pero no hacen daño y quienes conviven
con ellos aseguran que los ven, los escuchan y hasta les sacan fotos con
cámaras especiales. Los investigadores de duendes están seguros de su
existencia, pero no pretenden convencer a nadie. Invitan a pensar que existe un
mundo que está más allá de lo que se puede ver o explicar.
Si quieren pedirles un favor, como que cuiden su
casa o lugar de trabajo, hay que ofrecerles moneditas. Dicen que ellos son
nuestros amigos y a los duendes les encanta la miel, el pan con miel o azúcar,
la leche y el vino tinto. Si les dejamos estos manjares junto a una plantita es
muy probable que contemos con ellos. Si alguien se enoja con nosotros, por
ejemplo en la oficina, es probable que los duendes se diviertan escondiendo lo
que esa persona necesita para que nos riamos. Aunque sean sólo espíritu, pueden
mover objetos con su energía, pero no acostumbran hacerlo delante de las
personas.
Es más
probable que los vean las personas puras de corazón.
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